Más de 100 millones de personas están expuestas cada día en Europa a niveles de ruido que perjudican seriamente su salud. La alarmante cifra, recogida en un informe sobre contaminación acústica ambiental de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), supone que una de cada cinco personas sufre diariamente la contaminación acústica. Una pandemia nada silenciosa que ha provocado que el ruido sea ya el segundo factor de estrés ambiental más dañino en Europa, detrás de la contaminación del aire por partículas finas.

Pese al breve paréntesis que supuso el confinamiento del mes de marzo de 2020, momento en el que el silencio volvió a unas calles prácticamente vacías durante semanas, las perspectivas no son halagüeñas. Las cifras aumentarán en la próxima década tanto en zonas urbanas como rurales debido al crecimiento de las ciudades y la demanda de movilidad.
 
Las consecuencias de la contaminación acústica ya se sufren actualmente: en España, cada año, la contaminación acústica provoca más de 1.000 muertes prematuras y 4.000 hospitalizaciones derivadas, además de las más de 2 millones de personas que sufren problemas relacionadas con el descanso nocturno. Entre la población más afectada se encuentran grupos vulnerables, como ancianos, embarazadas, personas de bajos recursos y aquellas con enfermedades previas, pero también los más jóvenes.

La Fundación para la Protección Social de la Organización Médica Colegial (FPSOMC) gestionó en 2020 un total de 2.361 prestaciones ordinarias de Atención Social, asistenciales, dependencia-discapacidad, conciliación de la vida personal, familiar y profesional, la salud del médico, y protección en el ejercicio profesional con 744 nuevas altas de beneficiarios durante este último año. Asimismo, dentro del Catálogo Covid gestionó 19 prestaciones extraordinarias.

La Fundación para la Protección Social de la OMC, es un órgano de solidaridad entre el colectivo médico ante las diversas necesidades de protección que los médicos o sus familias puedan presentar. En la actualidad proporciona asistencia a cerca de 3.000 beneficiarios a través de las distintas Prestaciones de Protección Social recogidas en su Catálogo, gracias a las aportaciones voluntarias de los miembros de la profesión médica, socio protectores, o las personas donantes.

Gracias a esa solidaridad en 2020, un año especialmente difícil para el colectivo médico debido a la pandemia, la FPSOMC gestionó 2.361 ayudas dentro de su Catálogo de prestaciones ordinario.

En concreto, se destinó 112 prestaciones del Servicio de Atención Social; 1.962 prestaciones Asistenciales, 179 ayudas de Dependencia y Discapacidad, 64 de Conciliación de la Vida Personal, Familiar y Profesional, 20 de Prevención, Promoción y Protección de la Salud del Médico, y 24 de Protección en el Ejercicio Profesional, según los datos extraídos de la Memoria de Actividades de 2020 que ha publicado recientemente.

Éste es uno de los principales resultados de la Encuesta Europea de Salud en España (EESE) correspondiente a 2020, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y dada a conocer este lunes.

Esa encuesta se basa en una muestra realizada sobre una muestra de unas 22.000 viviendas donde residen españoles de 15 años o más. Los resultados se obtuvieron entre julio de 2019 y julio de 2020. Se trata de un trabajo armonizado y comparable a nivel europeo que tiene como objetivo general informar sobre la salud de la población española con la finalidad de planificar y evaluar las actuaciones en materia sanitaria.
 
El INE ha publicado ya tres ediciones de esa encuesta común en la UE, con datos correspondientes a 2009, 2014 y 2020.
 
La última edición indica que un 19,8% de la población española de al menos 15 años afirmó fumar a diario en 2020, cuando ese porcentaje era de un 23,0% en 2014 y de un 26,2% en 2009, es decir, se ha producido una tendencia a la baja con un descenso de 6,4 puntos porcentuales en poco más de una década.

El impacto de la COVID-19 en otras enfermedades como por ejemplo la tuberculosis está siendo muy negativo. Algo que a priori podría parecernos una obviedad requiere algo más que nuestra atención, según los ponentes de la 9ª Jornada de Actualización en Tuberculosis que concluía el pasado 22 de abril, a falta solo del encuentro de debate y conclusión que se celebrará la primera semana de mayo.

Así lo describía por ejemplo el doctor José Caminero, neumólogo del Hospital Dr. Negrín, responsable de su Unidad de Tuberculosis y otras Micobaceriosis: “un 28 % de los casos de TB que se estiman en el mundo no está siendo diagnosticado”, cifra que el epidemiólogo Joan Artur Caylà, presidente de la Fundación de la Unidad de Investigación en Tuberculosis de Barcelona, apuntaba a 50 y 80% en algunos países. Ambos expertos coincidieron en señalar el retroceso que eso supone en cuanto al objetivo de frenar a la tuberculosis: “en cuanto a resultados, hemos perdido una década”, se lamentó Caminero describiendo la perspectiva mundial, mientras que Caylà señaló que “en España podríamos decir que volvemos a cifras muy parecidas a las del 2015”.
 
Ambas epidemias son las  que más muertes han causado a la humanidad: la tuberculosis, la más antigua que afecta a la especie humana, la primera en enfermos y muertes, tan solo desbancada en el 2020 por la COVID-19. “En el 2020”, exponía Caylà, “porque de continuar el infradiagnóstico de la tuberculosis al final estarán equiparadas. Quizás la diferencia, como reflejó Caminero en su ponencia, es que la COVID-19 produce más muertes en los países ricos, mientras que la tuberculosis siga más vidas en los países pobres.

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