Con motivo del Día Mundial de la Seguridad y Salud en el trabajo, el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM) insiste en la necesidad de que la Profesión Médica sea declarada Profesión de Riesgo para aumentar la protección a todos los facultativos, especialmente tras más de un año de pandemia por COVID-19.

La pandemia de COVID-19 ha llevado a los gobiernos, los empleadores, los trabajadores y la población en general a enfrentarse a retos sin precedentes en relación con el virus del SARS-CoV-2 y los numerosos efectos que ha tenido en el mundo del trabajo. El Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo se centra en las estrategias para fortalecer los sistemas nacionales de seguridad y salud en el trabajo (SST) con el fin de desarrollar resiliencia para hacer frente a las crisis, hoy y en el futuro, aprovechando las enseñanzas extraídas y las experiencias del mundo del trabajo.
 
Bajo este contexto la corporación insiste en una medida que viene reclamando justo ahora hace un año: la inclusión del SARS-CoV-2 como patógeno humano del grupo de riesgo 4 a todos los efectos, que son aquellos que pueden causar una enfermedad grave en humanos y suponen un serio peligro para los trabajadores por existir muchas posibilidades de que se propague y ante la inexistencia de tratamientos eficaces.

La Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) y el Centro Europeo de Control y Prevención de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) han lanzado una iniciativa para mejorar el seguimiento poscomercialización de vacunas Covid-19 en Europa.

Con la autorización y el lanzamiento en curso de varias vacunas Covid-19 en la Unión Europea (UE), los estudios de eficacia y seguridad a gran escala coordinados conjuntamente en toda la UE son una herramienta esencial para controlar de cerca el rendimiento de estas nuevas vacunas en la vida real.
 
Estos estudios son clave para generar evidencia adecuada para respaldar la evaluación continua de los beneficios y riesgos de las vacunas e informar sobre la toma de decisiones sobre su uso en estrategias de vacunación nacionales o regionales para diferentes poblaciones.

Más de 100 millones de personas están expuestas cada día en Europa a niveles de ruido que perjudican seriamente su salud. La alarmante cifra, recogida en un informe sobre contaminación acústica ambiental de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), supone que una de cada cinco personas sufre diariamente la contaminación acústica. Una pandemia nada silenciosa que ha provocado que el ruido sea ya el segundo factor de estrés ambiental más dañino en Europa, detrás de la contaminación del aire por partículas finas.

Pese al breve paréntesis que supuso el confinamiento del mes de marzo de 2020, momento en el que el silencio volvió a unas calles prácticamente vacías durante semanas, las perspectivas no son halagüeñas. Las cifras aumentarán en la próxima década tanto en zonas urbanas como rurales debido al crecimiento de las ciudades y la demanda de movilidad.
 
Las consecuencias de la contaminación acústica ya se sufren actualmente: en España, cada año, la contaminación acústica provoca más de 1.000 muertes prematuras y 4.000 hospitalizaciones derivadas, además de las más de 2 millones de personas que sufren problemas relacionadas con el descanso nocturno. Entre la población más afectada se encuentran grupos vulnerables, como ancianos, embarazadas, personas de bajos recursos y aquellas con enfermedades previas, pero también los más jóvenes.

La Fundación para la Protección Social de la Organización Médica Colegial (FPSOMC) gestionó en 2020 un total de 2.361 prestaciones ordinarias de Atención Social, asistenciales, dependencia-discapacidad, conciliación de la vida personal, familiar y profesional, la salud del médico, y protección en el ejercicio profesional con 744 nuevas altas de beneficiarios durante este último año. Asimismo, dentro del Catálogo Covid gestionó 19 prestaciones extraordinarias.

La Fundación para la Protección Social de la OMC, es un órgano de solidaridad entre el colectivo médico ante las diversas necesidades de protección que los médicos o sus familias puedan presentar. En la actualidad proporciona asistencia a cerca de 3.000 beneficiarios a través de las distintas Prestaciones de Protección Social recogidas en su Catálogo, gracias a las aportaciones voluntarias de los miembros de la profesión médica, socio protectores, o las personas donantes.

Gracias a esa solidaridad en 2020, un año especialmente difícil para el colectivo médico debido a la pandemia, la FPSOMC gestionó 2.361 ayudas dentro de su Catálogo de prestaciones ordinario.

En concreto, se destinó 112 prestaciones del Servicio de Atención Social; 1.962 prestaciones Asistenciales, 179 ayudas de Dependencia y Discapacidad, 64 de Conciliación de la Vida Personal, Familiar y Profesional, 20 de Prevención, Promoción y Protección de la Salud del Médico, y 24 de Protección en el Ejercicio Profesional, según los datos extraídos de la Memoria de Actividades de 2020 que ha publicado recientemente.