El Consejo General de Colegios de Médicos (CGCOM) ha anunciado las aportaciones que proponen para el Proyecto de Real Decreto de Vigilancia en Salud Pública, que se encuentra en estado de consulta hasta el pasado 2 de marzo. El documento busca establecer el marco normativo en el que se desarrollará la vigilancia de salud pública en España en los próximos años.

Entre las propuestas que se realizan para el Proyecto, el Consejo General de Colegios de Médicos (CGCOM) aboga por la creación de una Red Estatal de Vigilancia en Salud Pública con un enfoque One Health, siguiendo las recomendaciones que se recogen en la “Guía tripartita para hacer frente a las enfermedades zoonóticas en los países” elaborada por la Organización Mundial de la Salud, la Organización Mundial de Sanidad Animal y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (2019).

Siguiendo lo establecido en dicha guía, el CGCOM propone que la Red Estatal de Vigilancia en Salud Pública esté liderada por un Comité de Coordinación Multisectorial Estatal integrado por representantes de la salud humana, la sanidad animal y el medio ambiente (comprendidas la sanidad ambiental, la flora y fauna silvestre y la vigilancia entomológica) así como representantes de los ámbitos que se consideren oportunos para cubrir los factores sociales y culturales que condicionan la salud de la población. En dicho Comité también consideran que debería incluirse a personal del ámbito de la comunicación con el objetivo de armonizar los mensajes entre los sectores implicados.

En el marco de la Jornada del Día de la Mujer que ha celebrado hoy el Consejo General de Colegios de Médicos (CGCOM) ha tenido lugar la ponencia” el Síndrome del impostor en la profesión médica” impartida por la Dra. Montserrat González Estecha, representante del CGCOM en la Federación temática de género, diversidad e inclusión de la Unión Europea de Médicos Especialistas (UEMS). Tal y como ha asegurado la experta “las médicas que sufren el síndrome de impostor cuando alcanzan puestos de responsabilidad tienen más riesgo de padecer depresión, ansiedad, agotamiento y “burnout”.

Durante su intervención, la Dra. Montserrat González Estecha, también jefa de servicio de Bioquímica Clínica en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón y coautora junto a Martínez-Hernanz A y Herrera de la Muela M, del capítulo “Síndrome del impostor como factor de riesgo en el desarrollo de síntomas psiquiátricos en mujeres médicas” en la publicación internacional “Equidad de género en la profesión médica” habló sobre los antecedentes de este síndrome y su definición.

“El síndrome del impostor no es una enfermedad, es una situación que se genera en algunas personas que llegan a un nivel académico, social o de reconocimiento importante. La persona piensa que es un fraude, que el éxito obtenido se debe a factores externos o simplemente a la suerte y no a sus habilidades. Están a la defensiva pensando que van a ser descubiertos por los demás como impostores, lo que les impide disfrutar de los logros obtenidos. Esto genera una gran autoexigencia, preocupación y ansiedad”, ha explicado la Dra. González Estecha.

Los dos horizontes de predicción de este estudio, 2028 y 2035, permitirán informar la toma de decisiones de planificación a corto plazo y a medio plazo. El informe remarca que las mayores necesidades de especialidades están en Medicina de Familia y Comunitaria, Anestesiología y Reanimación, Geriatría, Psiquiatría y Radiodiagnóstico.

En la reunión del pleno extraordinario del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) celebrado esta tarde se ha presentado el estudio ‘Modelo de Simulación de Médicos Especialistas en España 2021-2035’ firmado por el equipo EcoSalud de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria dirigido por Patricia Barber Pérez y Beatriz González López-Valcárcel. La ministra de Sanidad destacó que “la pandemia nos ha dejado múltiples aprendizajes y retos. El personal del SNS ha sido ejemplo de resiliencia y abordaje de esta compleja situación. El Ministerio de Sanidad consciente de la importancia de la necesidad de adecuar los recursos humanos a las necesidades poblacionales tanto del presente como del futuro ha encargado este estudio que hoy hemos compartido con los consejeros y consejeras de las comunidades y ciudades autónomas de España”.

Este es el quinto informe desde el año 2007 sobre la oferta y necesidad de médicos especialistas en España. En este caso, los dos horizontes de predicción de este estudio, 2028 y 2035, permiten informar la toma de decisiones de planificación a corto plazo y a medio plazo.

Casi 1000 órganos de personas fallecidas se trasplantaron en 2021 gracias a la colaboración de los jueces. Así se desprende de los datos que se han presentado en las XXIV Jornadas de encuentro entre profesionales de la administración de Justicia y de la comunidad trasplantadora que se celebran estos días en Santander, con todas las medidas sanitarias que exige la situación actual de pandemia por COVID-19.

Estas jornadas las organiza cada año la Comunidad Autónoma de Cantabria y la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), en colaboración con el Consejo General del Poder Judicial. Con esta iniciativa se pretende estrechar la relación entre ambos grupos profesionales para el adecuado desarrollo de todo el proceso de donación de órganos y tejidos humanos. Del mismo modo, se aprovecha este foro para que jueces y forenses conozcan las últimas novedades terapéuticas y tecnológicas que se incorporan a la práctica diaria en el campo de la donación y el trasplante y así facilitar su labor a la hora de tomar decisiones.

Las negativas judiciales, en mínimos

A lo largo de estas jornadas, se expondrán los últimos datos de actividad de donación y trasplante en España, así como la evolución de las intervenciones judiciales en procesos de donación. De los 1905 donantes fallecidos que se registraron en 2021, 338 (17,7%) requirieron autorización judicial, una cifra similar a la registrada el año anterior. El porcentaje de donantes que precisan autorización judicial se mantiene por debajo del 20% desde 2016, año hasta el que experimentó un descenso progresivo como consecuencia probable de los cambios observados en la causa de fallecimiento de los donantes.