Es una de las principales conclusiones extraídas de la Encuesta Nacional de Salud 2017, que también refleja que el número de fumadores desciende al 22% o que el 17% de los adultos y el 10% de los menores padece obesidad.

El Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social acaba de publicar los resultados de la Encuesta Nacional de Salud (ENS) 2017. Dicha encuesta refleja que el 74% de la población española percibe su estado de salud como bueno o muy bueno.

Destaca el hecho que, en los últimos 30 años, esta valoración positiva de la salud se ha mantenido estable en valores positivos a pesar del aumento de esperanza de vida y consiguiente envejecimiento de la población.

Los hombres refieren mejor salud pues el 77,8% dicen sentirse bien de salud frente al 70,4% de las mujeres. Las diferencias de problemas crónicos entre hombres y mujeres son sustanciales, generalmente ellas con peor salud (trastornos musculo esqueléticos, de estado de ánimo, asma) y mayor uso de servicios, aunque en lo referente a estilos de vida presentan mejores indicadores (tabaco, alcohol, sobrepeso). Las diferencias se igualan a los 85 y más años.


El análisis por grupos de edad muestra, en todos ellos excepto el de 75 y más años, un aumento marcado de la población que valora positivamente su salud. Destaca especialmente la mejora en el grupo de 65-74 años, que ha aumentado su sensación de tener buena salud 15 puntos porcentuales entre 1987 y 2017.

Sigue aumentando la prevalencia de factores de riesgo cardiovascular y de otras enfermedades crónicas: hipertensión arterial (19,8%), colesterol elevado (17,9%), obesidad (17,4%) y diabetes (7,8%). Su presencia en muchos casos se ha doblado en los últimos 30 años.

Obesidad, tabaco y alcohol

La encuesta muestra que el 17% de las personas adultas padecen obesidad, problema que ha aumentado del 7% al 17% en los últimos 30 años. A su vez, el 10% de los menores también la presenta.

La obesidad es más frecuente en hombres (18,2%) que en mujeres (16,7%). La diferencia por sexo en adultos es a expensas de los menores de 65 años, edad a partir de la cual las mujeres superan a los hombres.

La presencia de obesidad refleja una gran disparidad social, afectando en mayor medida a las clases menos favorecidas, especialmente en el caso de las mujeres.

Los resultados de la encuesta muestran que mejoran lentamente algunos factores de riesgo comportamentales y así lo demuestra que disminuye el consumo de tabaco y de alcohol. El número de fumadores desciende al 22%, la cifra más baja en 30 años; sin embargo el descenso es cada vez más lento, sobre todo en el caso de las mujeres.

En cuanto al consumo de alcohol en la encuesta el 36,5% de los adultos consume habitualmente bebidas alcohólicas, el doble de hombres (49%) que de mujeres (24,6%). Este tipo de consumo ha descendido 12 puntos en el último decenio desde el 48,4% en 2006.

En jóvenes el patrón de consumo difiere del de las personas adultas: de los hombres entre 15 y 34 años, uno de cada 10 se expone mensualmente a los riesgos del consumo intensivo y casi uno de cada 20 lo hace semanalmente.

Sedentarismo y uso de los servicios sanitarios

Hay algunas señales de mejora en la alimentación, aumentando la lactancia materna y el consumo de fruta. No obstante, este último, junto con el de verduras debe de seguir aumentando entre la población.

El 37,8% de la población de 15 y más años ocupa el tiempo libre de forma casi completamente sedentaria. El sedentarismo en tiempo de ocio es mayor en mujeres (41,9%) que en hombres (33,5%).

Aumenta 5 puntos la población con dependencia funcional con respecto a 2014. La población mayor de 65 años con dificultad para llevar a cabo las tareas del hogar sube del 47% al 52%.

La utilización de los servicios sanitarios ha evolucionado a lo largo de las últimas dos décadas de manera incremental y ha experimentado un crecimiento desde 1987, con una tendencia a la estabilización o ligero descenso entre 2003 y 2011 para las consultas y la hospitalización.

Se observa un incremento de la participación de la población en la realización de prácticas preventivas: vigilancia de la tensión arterial, colesterol y glucemia, así como detección precoz del cáncer de mama, cuello de útero y colon. El acceso es igualitario con independencia del sexo y la posición socioeconómica.

La ENSE es una investigación periódica llevada a cabo en los hogares con el objetivo de averiguar el estado de salud de la población española, sus factores determinantes, la utilización de los servicios sanitarios y el impacto de la aplicación de las políticas sanitarias en la evolución de los indicadores de salud. En total se recogen datos de 29.195 personas, de las cuales 23.089 tienen 15 y más años y 6.106 son menores (0-14 años).

En esta edición de 2017 la Encuesta Nacional de Salud cumple 30 años de existencia, siendo una de las principales fuentes de información para la planificación, la evaluación y la investigación en salud.

En conjunto, la ENSE 2017 y su serie histórica reflejan coherentemente el envejecimiento progresivo de la población residente en España y las condiciones asociadas a la misma. El aumento referido de enfermedades crónicas, factores de riesgo metabólicos, enfermedades del aparato locomotor, limitaciones y discapacidad funcional son expresiones de esta tendencia demográfica.

FUENTE: immedicohospitalario.es


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