El Dr. Manuel Ortega Marlasca anima en este artículo a luchar de forma proactiva contra la burocracia que abunda en las consultas de Atención Primaria
Raro es el mes que no me llega una consulta motivada por uno de los temas sin lógica alguna y que no pocas veces nos meten en la consulta. Es el tema de la justificación de la ausencia a clases de los menores de edad.
Saco además este tema en estos días, dado que en poco tiempo tenemos los exámenes finales y hay algunos padres que parecen adiestrar a sus hijos ya desde su minoría de edad, para ver como pueden mal utilizar su médico de familia para sus espurios planteamientos con faltas a sus obligaciones. Cuando sean mayores de edad, serán los que nos vienen por la tarde para pedir un justificante que argumenten su falta al trabajo en la mañana. No pocos ejemplos tengo de eso en mi experiencia profesional.
Algo que es a todas luces un tema escolar y familiar, pasa a hacerse un tema médico-sanitario sin argumentación alguna. Todo consiste en la supuesta responsabilidad de justificar ante la administración la falta de asistencia a las clases por parte de los docentes.
Tenemos dos publicaciones que nos pueden servir a los médicos para negarnos a estas pretensiones: el reciente informe del presente mes de marzo del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid(1) y el post de nuestro buen colega el Dr. Ángel López de septiembre de 2016(2). Creo que es fundamental para los que se encuentren alcanzando ya niveles de hartazgo con este tema, que los revisen y se pongan al día. En el primero vemos una argumentación sencilla y contundente al respecto desde un punto de vista ético y lógico. En el post del Dr. López podemos tener una actualización seria de la normativa vigente y de implicación en este tema. En definitiva, estos dos documentos no hacen más que redundar en la misma solución final de este terco problema: no los debemos dar.
Pero no espero que esto se solvente en corto plazo, pues no son pocos los oídos sordos a estos planteamientos que surgirán en no pocos profesionales de la docencia y de la medicina. En los centros de salud habrá algunos que argumentando la rentabilidad de congraciarse con el peticionario antes que negarse a falsos requerimientos con tus argumentos de peso y razón, acataran presiones y harán el condenado justificante. No se dan cuenta que se les otorgará el cargo de “papelólogo” de algunos centros con su forma de actuar, además de objetivo seguro de todos los que les llegue la voz de su “facilidad justificatoria”.
En mi caso, en algunos casos pertinaces, les remito directamente al blog del Dr. López. De esa forma pueden contestar y rebatir las insistentes peticiones de justificación de algunos tozudos maestros, pues les amedrenta las posibles consecuencias de no aportar ese documento justificativo médico.
En mi juventud, era nuestro padre o madre el que nos daba al reincorporarnos al colegio un escrito argumentando nuestra ausencia. Esta necesidad ya va bien cubierta y encauzada gracias a las actuales agendas escolares que todos los años pagamos los padres, pues hay una sección en la misma destinada a notificar a los docentes las faltas de asistencia de nuestros hijos.
Dediquemos nuestros esfuerzos en hacer lo que debamos y a luchar de forma proactiva contra la burocracia que tan bien se nos ha colado en nuestras consultas.
FUENTE: cgcom.es