La ministra de Sanidad, Mónica García, ha presentado la campaña de vacunación estacional frente a la gripe y COVID-19 para la temporada otoño-invierno 2024-2025.
Este año, de acuerdo con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y la Comisión Europea, el objetivo es alcanzar o superar coberturas de vacunación del 75% en mayores y personal sanitario y del 60% en embarazadas y personas con condiciones de riesgo.
La gripe y el COVID-19, ha recordado la ministra, siguen representando un riesgo importante, sobre todo para las personas de mayor edad y aquellas con condiciones de salud que les hacen más propensas a sufrir complicaciones graves.
En concreto, para quienes tienen un sistema inmunitario debilitado, como las personas mayores, embarazadas, personas con enfermedades crónicas o inmunodeprimidas, las complicaciones pueden ser severas, llegando incluso a requerir hospitalización y, en algunos casos, provocar fallecimientos.
Mónica García ha incidido en que desde antes de la pandemia “habíamos normalizado que nuestro sistema sanitario se saturase en la época de la gripe estacional, pero nuestro deber está en proteger a los más vulnerables y disminuir la presión asistencial para poder atender bien a los casos que más atención necesitan”. Para ello, “la vacunación es nuestra mejor estrategia”.
Las vacunas frente a la gripe y COVID-19, ha dicho, “han demostrado ser seguras y eficaces”, disminuyendo las hospitalizaciones y los fallecimientos.
La temporada pasada 2023-2024 mostró una actividad gripal muy intensa, con un aumento notable en las tasas de hospitalización, especialmente entre las personas mayores de 60 años, y con un impacto mayor en mayores de 80 años.
Este año, como estos últimos años, se prioriza la vacunación simultánea frente a ambas infecciones en los grupos de mayor riesgo. La campaña de vacunación ya ha iniciado en algunas comunidades autónomas y continuará hasta finales de enero, aunque lo más recomendable es hacerlo lo antes posible, ha dicho la ministra.
La vacunación será gratuita y disponible para los grupos de riesgo mencionados y estará disponible en todos los centros de salud, hospitales y centros de vacunación establecidos por las comunidades autónomas.
Además, se priorizará la vacunación en residencias de mayores, centros de personas con discapacidad y para personal esencial, como los cuerpos de seguridad y bomberos.
En el caso del COVID-19, las vacunas que se aplicarán han sido adaptadas a las nuevas variantes para maximizar su efectividad.
Como se ha visto en campañas anteriores, aproximadamente dos semanas después de la administración de la vacuna, el cuerpo desarrolla una respuesta inmune que ayuda a combatir la infección si se llega a producir.
La vacunación frente a la gripe y el COVID-19 se recomienda especialmente para:
Personas de 60 años o más, con especial énfasis en aquellos de 80 años o más.
Personas institucionalizadas.
Personas con enfermedades crónicas o condiciones que aumentan el riesgo de complicaciones, como la diabetes, enfermedades respiratorias y cardiovasculares, entre otras.
Embarazadas, en cualquier trimestre de gestación, ya que la vacuna no solo protege a la madre, sino también al recién nacido.
Personal sanitario y sociosanitario, quienes están en mayor riesgo de exposición y son clave para mantener los servicios esenciales funcionando.
Población infantil, especialmente los menores de 5 años, que también son susceptibles a complicaciones derivadas de la gripe.
Por otro lado, ha hecho mención especial al virus respiratorio sincitial (VRS). El año pasado hubo más de 277 000 dosis “con unos resultados espectaculares”.
Plan de invierno
Mónica García ha insistido también en que los planes de invierno no se preparan en invierno, sino antes. “Tenemos que anticiparnos”, ha dicho.
Ante los problemas que surgieron el año pasado debido a la falta de indicadores claros y de escenarios generales para abordar la temporada de virus respiratorios, desde la Comisión de Salud Pública se está trabajando en colaboración con las comunidades autónomas en un documento que establecerá criterios comunes en todo el territorio nacional, con el objetivo de valorar el riesgo que suponen las infecciones respiratorias agudas y proponer medidas de prevención y control.
El documento pretende cumplir con tres objetivos fundamentales:
Proponer indicadores que permitan caracterizar la situación epidemiológica de las infecciones respiratorias agudas, evaluando su transmisibilidad, gravedad e impacto.
Establecer escenarios de riesgo basados en esos indicadores.
Proponer recomendaciones para cada uno de estos escenarios de riesgo, que ayuden a reducir el impacto de las infecciones respiratorias agudas tanto en la salud de la población como en el sistema sanitario.
FUENTE: www.medicosypacientes.com