La Comisión Europea ha anunciado la aplicación de un nuevo reglamento para limitar a partir de abril de 2021 el uso de ácidos grasos trans de producción industrial cuyo consumo se vincula a un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes u obesidad. A lo que aspira la UE es a que solo pueda haber dos gramos de grasas trans por cada 100 gramos de grasa en los alimentos que se consumen en Europa
La nueva regla obligará también a las empresas alimenticias a ofrecer información clara sobre las cantidades de grasas trans presentes en los productos que distribuyan a otras empresas, si se trata de alimentos que ya superan el nuevo techo del 2% del total de las grasas.
El reglamento, que entrará en vigor el 2 de abril de 2021, ha tenido en cuenta numerosos estudios científicos que alertan del riesgo para la salud que suponen este tipo de grasas insaturadas, incluidos informes de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), y que piden un consumo lo más bajo posible.
Las grasas trans o grasas trans también se llaman ácidos grasos trans. Las grasas trans son un tipo particular de ácidos grasos insaturados. En el Reglamento (UE) nº 1169/2011, este tipo de grasas se definen como "ácidos grasos con al menos un doble enlace carbono-carbono no conjugado (a saber, interrumpido por al menos un grupo metileno) en la configuración trans". Algunas grasas trans se producen industrialmente. También pueden estar presentes de forma natural en la grasa de las vacas, ovejas o cabras, como en la carne o los productos lácteos
La principal fuente dietética de las grasas trans industriales son los aceites parcialmente hidrogenados. Los aceites parcialmente hidrogenados generalmente contienen grasas saturadas e insaturadas, entre ellas las grasas trans en proporciones variables (con grasas trans que van desde unas pocas hasta más del 50%), según la tecnología de producción utilizada. Las grasas trans también pueden estar presentes de forma natural en los productos alimenticios derivados de animales rumiantes, como los productos lácteos o la carne de ganado vacuno, ovino o caprino.
Una ingesta alta de grasas trans aumenta considerablemente el riesgo de enfermedad cardíaca, por ello la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria subrayó la necesidad de reducir el consumo de grasas trans. Si bien los niveles de grasas trans industriales han disminuido en determinados grupos de alimentos en las últimas décadas, el caso es que esto no se ha producido de manera uniforme. En algunos países europeos, los niveles de grasas trans, sobre todo en bollería industrial, no han disminuido significativamente desde el año 2000.
FUENTE: medicosypacientes.com