El Dr. Abel Novoa, presidente de la Plataforma No Gracias, abordó en el V Congreso de Deontología Médica los conflictos de intereses a los que se ven expuestos los médicos en sus consultas, especialmente tras el papel relevante que ha adquirido el marketing en la sociedad
Explicó que “la manera más obvia es la visita de un representante que va a las consultas para informar de los medicamentos, al tiempo que ofrece cursos, material docente, le invita a congresos... A veces le invita a comidas o a eventos de todo tipo, y se ha visto que esta influencia, estas relaciones comerciales, influyen en la prescripción”.
También subrayó que “la mayoría de los médicos creen que no, pero las evidencias dicen que sí influyen y que los facultativos que tienen más relaciones de este tipo con la industria tienen perfiles prescriptores de peor calidad. Utilizan más medicamentos de marca, que están fuera de las recomendaciones terapéuticas y utilizan más fármacos con los pacientes”
Además, puso de manifiesto que “los médicos tomamos decisiones de acuerdo con unos protocolos o guías de práctica química que elaboran las sociedades científicas. Éstas son instituciones muy importantes. Normalmente están constituidas alrededor de especialidades o áreas de conocimiento y esas sociedades científicas son las responsables de realizar documentos muy importantes donde se sintetiza la información que utilizan los médicos. Sabemos que hoy en día la mayoría de las sociedades científicas de todo el mundo tienen una gran dependencia de la industria farmacéutica en su financiación. Reciben mucho más dinero de la industria farmacéutica que de otras fuentes y sabemos también que esto influye en cómo se elaboran las recomendaciones y los protocolos. Esto está causando un daño importante”.
El Dr. Novoa incidió en que se calcula que la mitad de los protocolos realizados por las mejores sociedades científicas del mundo tienen sesgos metodológicos importantes que están distorsionando las recomendaciones. “Es otra manera de cómo la industria influye en la prescripción de los médicos de esa manera”, afirmó.
De forma previa, la agenda de investigación también está dominada por los intereses comerciales. “Sabemos que solamente uno de cada cinco experimentos realizados en Medicina está financiado por el Gobierno o por instituciones no comerciales y sabemos que la mayoría de los experimentos financiados por empresas comerciales van a dar positivo; van a dar resultados que favorezcan el producto investigado. Eso se llama sesgo de financiación y es un sesgo sistemático que habla de que algo está pasando en esos experimentos, que hace que esos experimentos den positivos. A la hora de publicar esos ensayos clínicos sólo se publican los positivos, porque en el caso de los negativos, como el conocimiento pertenece a la compañía, ésta decide no publicarlos”.
A través de un repaso por la historia de las prescripciones médicas, el Dr. Abel Novoa llegó a la conclusión de que “si falla la priorización de la investigación, si falla la fiabilidad del conocimiento, si falla la regulación, si falla la difusión y síntesis del conocimiento, si falla la aplicación del conocimiento… no podemos culpar al médico que va a comer o va a un congreso invitado por la industria”
El ponente terminó diciendo que “si pensamos [los médicos] que la industria es el malo de la película, no vamos a avanzar; el problema es que sus objetivos no son los nuestros” y añadía que es posible tener buenas relaciones con la industria, “pero tienen que ser los médicos los que pongan las normas”.
FUENTE: medicosypacientes.com