La tecnología actual avanza a un ritmo cada vez más acelerado, teniendo enorme influencia en la forma de ejercer la medicina. El médico debe conocerla, dominarla y orientar al paciente en su uso para obtener el máximo partido de ella y que sea complemento y no interfiera en el ejercicio de la Medicina. Se necesitará una regulación legal por parte de las autoridades sanitarias y una adaptación del Código de Deontología Médica a sus características, según propone el Dr. Hermenegildo Marcos en este artículo
La tecnología influye en los todos los aspectos de nuestra existencia, a la que no es ajena el ejercicio de la medicina de Atención Primaria. El Médico de Familia debe utilizarla correctamente y saberse adaptar a los cambios que conlleva, pero el contacto directo con el paciente, esencia de la Atención Primaria, deberá permanecer inalterable.
La tecnología actual avanza a un ritmo cada vez más acelerado, teniendo enorme influencia en la forma de ejercer la medicina. El médico debe conocerla, dominarla y orientar al paciente en su uso para obtener el máximo partido de ella y que sea complemento y no interfiera en el ejercicio de la Medicina.
Se necesitará una regulación legal por parte de las autoridades sanitarias y una adaptación del Código de Deontología Médica a sus características.
Las tecnologías de la información y comunicación favorecerán la interacción médico-paciente y debido, previsiblemente, a la gran cantidad de información generada, deben tener ambos una formación adecuada para elegir la que mejor se adapte a sus conocimientos y necesidades.
La telemedicina, los chips de laboratorio, los biomarcadores, etc. agilizarán y aumentarán la efectividad de la consulta diaria y exigirán una adaptación y puesta al día continua.
Los dispositivos de automonitorización, robótica y domótica, entre otros, tendrán una importancia cada vez mayor en el diagnóstico, tratamiento, seguimiento y mejora de la calidad de vida de los pacientes.
La historia clínica electrónica, fundamental en el ejercicio de la medicina, debe ser única y debe permitir la conexión de los diferentes registros sanitarios, así como coordinar, agilizar el proceso diagnóstico y tratamiento, y favorecer el seguimiento del paciente. Se deben unificar criterios en la nomenclatura y en la inclusión de datos y será una herramienta fundamental en la toma decisiones en base a las últimas evidencias científicas y recomendaciones de salud pública.
Es necesario establecer para su seguridad, mecanismos estrictos de control, teniendo gran importancia la custodia de las diferentes claves de acceso a la misma.
La tarjeta sanitaria individual (TSI) y la carpeta personal de salud comprenderá toda información sanitaria del paciente y permitirá su consulta en todo momento, situación y lugar que sea necesario. La gestión la realizará el propio paciente o persona autorizada por él.
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FUENTE: medicosypacientes.com