La Comisión Europea destinará 2 millones de euros para investigar los efectos de la COVID-19 persistente en los “millones” de pacientes europeos aún sufren secuelas, gracias a un nuevo proyecto que Bruselas pondrá en marcha con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

“La COVID-19 persistente es hoy en día un reto sanitario serio y global y para muchas personas las consecuencias a largo plazo de la infección son aún muy reales”, dijo la comisaria de Salud, Stella Kyriakides, en un acto esta semana para apuntar las claves de esta iniciativa, que incluirá la creación de un panel de expertos para recabar testimonios y experiencias de pacientes.

El objetivo es “entender la complejidad” del síndrome persistente para poder ofrecer tratamientos eficaces, según Bruselas, que ha diseñado el proyecto en torno a siete prioridades de actuación, empezando por establecer una definición unificada de lo que es la COVID-19 persistente.

Los expertos también deberán avanzar hacia un sistema de supervisión que permita entender la escala y prevalencia de esta enfermedad, así como poner en marcha un programa de formación para profesionales sanitarios enfocado en una mejor detección.

Asimismo, proporcionarán directrices clínicas y recomendaciones para mejorar en materia de vigilancia, prevención y gestión de los casos que se diagnostiquen, al tiempo que deberán garantizar un apoyo prioritario a los pacientes y a sus cuidadores, un reto para el que el Ejecutivo comunitario prevé establecer un panel ciudadano que dé voz a los enfermos.

Finalmente, la iniciativa servirá para evaluar las consecuencias sociales y económicas de la COVID-19 persistente, de modo que las políticas de respuesta se ajusten mejor a las necesidades, y también garantizará apoyo a la investigación.

FUENTES: www.medicosypacientes.com