Día de la Juventud
Con motivo de la celebración del Día Internacional de la Juventud el próximo 12 de agosto, el Dr. Domingo Sánchez, Vocal MIR de la Organización Médica Colegial (OMC), habla en este artículo sobre su visión del panorama de los jóvenes, en especial de los sanitarios, en la actualidad, así como la relevancia de este sector en el futuro de la profesión médica.
Del mismo modo que la juventud siempre está en boca de todos, tanto para criticarla como para ensalzarla; todos somos o hemos sido jóvenes en algún momento de nuestras vidas. Se trata de una etapa de aprendizaje, de descubrimiento y de transición. En los últimos meses hemos podido escuchar cómo la juventud era invocada una vez más en el contexto de la pandemia dentro de esa polaridad. Por un lado, ha sido señalada como irresponsable y vector de contagio del virus, mientras que por el otro se alababa la capacidad de sobreponerse ante los retos que la pandemia les ponía por delante: el aislamiento y la soledad en una etapa de la vida donde lo relacional es condición indispensable para un desarrollo sano.
Lo cierto es que la sociedad actual está construida a espaldas de la juventud. Quizá por el hecho que señalamos con anterioridad de que todos pasamos por esta etapa como si de un rito iniciático se tratara. Los jóvenes apenas tienen representación en los foros de decisión colectiva y las decisiones políticas, tienen una tasa de paro insostenible y las formas de ocio que se incentivan desde las instituciones siempre están mediatizadas por el consumo de bebidas alcohólicas, no existiendo casi formas de ocio diferentes. Asimismo, la juventud se enfrenta a retos como civilización sin precedentes, el más importante de ellos y del que, además, este colectivo ha sido la punta de lanza del mismo, ha sido y es la crisis climática.
La mayor parte de los médicos residentes de nuestro país somos jóvenes, pero independientemente de la edad con que iniciamos esta etapa, los valores que la caracterizan suelen ser compartidos. Entre ellos destacan: el sacrificio, la responsabilidad, pero también la vitalidad, la ilusión o la tan citada vocación de los médicos jóvenes. Asociados a estos últimos, se encuentran una serie de necesidades que son intrínsecas a los inicios y a la propia juventud. Entre ellas destacan la necesidad de explorar, la de divertirse y aprender.
Los MIR, como elementos del sistema, debemos actuar y pensar bajo unos cimientos de libertad e interdependencia. Se trata de formar y edificar nuestra opinión libre y aportar nuestras propias ideas sin ser señalados por ello. Lo anteriormente expuesto no debe de ser entendido como desobediencia y rebeldía inconsciente, sino como una perspectiva distinta que enriquezca y que sea capaz de influir en el quehacer cotidiano y el rumbo del sistema sanitario.
Bajo esas premisas establecidas previamente destaca el importante papel que tiene nuestra juventud, no solo como elemento de renovación necesaria sino como elemento vertebrador de la agenda futura. Es bien conocida la necesaria resiliencia de la juventud, y más si cabe en esta situación, donde la pandemia ha fracturado una importante parte de nuestro constructo sanitario. Meter en agenda elementos como el cambio climático, el futuro de las instituciones sanitarias o la necesaria remodelación de nuestro sistema de formación sanitaria especializada son tan importantes como cercanos a nuestra condición de juventud. Es por ello por lo que ahora más que nunca se pone de manifiesto la importante necesidad de que tengamos una juventud empoderada para que hagamos de nuestras preocupaciones unos retos del futuro.
FUENTE: medicosypacientes.com