La contaminación atmosférica es responsable de cerca de 400.000 muertes prematuras anuales en Europa por la exposición a largo plazo de las partículas en suspensión más finas (menores de 2,5 micras, PM2.5), por dióxido de nitrógeno (NO2) y por ozono troposférico (O3), aunque se trata de la cifra más baja de la última década.

Así se recoge en un estudio de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), de 164 páginas y titulado ‘La calidad del aire en Europa-informe 2020’. El trabajo, hecho público este lunes, presenta un análisis actualizado de la calidad del aire y sus efectos basado en datos oficiales de 2018 (último año con información disponible) de más de 4.000 estaciones repartidas en 41 países europeos, incluidos los 27 de la UE.
 
Las partículas en suspensión, el dióxido de nitrógeno y el ozono troposférico son los contaminantes que causan mayor daño a la salud humana. Las altas concentraciones de contaminación atmosférica siguen teniendo un efecto negativo en los europeos, en especial en los que residen en zonas urbanas. La polución tiene efectos económicos considerables porque acorta la vida, aumenta los costes médicos y reduce la productividad económica por la pérdida de días de trabajo por enfermedades, además de que afecta negativamente a los ecosistemas por los daños que produce en suelos, bosques, lagos y ríos, y por la reducción de los rendimientos agrícolas.


La Aema apunta que seis Estados miembro superaron en 2018 el valor límite de la UE para las partículas finas (Bulgaria, Chequia, Croacia, Italia, Polonia y Rumanía) y sólo cuatro (Estonia, Finlandia, Irlanda e Islandia) registraron concentraciones de partículas finas por debajo de los valores más estrictos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
 
La exposición a partículas finas causó alrededor de 417.000 muertes prematuras en 41 países europeos en 2018, mientras que 55.000 se asociaron al NO2 y 20.600 al O3. Esas tres cifras son independientes y los números no deben sumarse para evitar posibles duplicaciones en el cálculo.
 
El informe indica que las políticas nacionales y locales, así como los recortes de emisiones en sectores clave, han mejorado la calidad del aire en toda Europa. Desde 2000, las emisiones de contaminantes atmosféricos procedentes del transporte han disminuido de manera significativa, pese a la creciente demanda de movilidad y del consiguiente aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero de ese sector.
 
También se han observado importantes reducciones en las emisiones contaminantes procedentes del suministro de energía, mientras que los avances en la reducción de las emisiones procedentes de los edificios y la agricultura han sido lentos.
 
Gracias a la mejor calidad del aire, en 2018 hubo unas 60.000 muertes prematuras menos a causa de la contaminación por partículas finas en comparación con 2009. En el caso del dióxido de nitrógeno, la reducción es aún mayor, dado que las muertes prematuras han disminuido aproximadamente un 54% en la última década.
 
"Es una buena noticia que la calidad del aire está mejorando gracias a las políticas medioambientales y climáticas que hemos aplicado. Pero no podemos ignorar la parte negativa: el número de muertes prematuras en Europa debido a la contaminación atmosférica sigue siendo demasiado elevado. Con el Pacto Verde Europeo nos hemos fijado la ambición de reducir a cero todos los tipos de contaminación", apuntó Virginijus Sinkevicius, comisario de Medio Ambiente, Océanos y Pesca.
 
Por su parte, el director ejecutivo de la Aema, Hans Bruyninckx, indicó que "invertir en una mejor calidad del aire es una inversión para mejorar la salud y la productividad de toda la ciudadanía europea". "Las políticas y acciones coherentes con el objetivo de Europa de contaminación cero conducen a una vida más larga y saludable, así como a sociedades más resilientes", añadió.

FUENTE: medicosypacientes.com