El 15% de los casos de celiaquía son formas atípicas difíciles de diagnosticar, según aseguran los especialistas de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) que con motivo del Día Internacional del Celíaco, que se celebra mañana, 5 de mayo, insisten en que suprimir el gluten de la dieta sin haber recibido un diagnóstico de celiaquía por parte de un especialista, es un error por un doble motivo: porque puede causar efectos secundarios en el organismo de las personas sanas y también puede contribuir a que haya más casos de difícil diagnóstico

La celiaquía es una enfermedad que se caracteriza por la intolerancia al gluten, la proteína fundamental que se encuentra en las harinas de los cereales más comunes, como el trigo, el centeno, la avena o la cebada. La ingesta del gluten provoca una reacción del intestino, que se va lesionando y se traduce en forma de molestias o síntomas.
 
Esta intolerancia al gluten se produce en personas predispuestas genéticamente y cada vez es más frecuente: se estima que más de la mitad de la población española tiene el condicionante genético para ser celíaca, aunque solo una de cada 200 personas desarrolla la celiaquía. Afecta sobre todo a los niños, aunque puede afectar a individuos de cualquier edad y tiene una base hereditaria.


“Aún no se conoce bien el mecanismo por el cual algunas personas con este condicionante genético se vuelven celíacas en un determinado momento de su vida (de niños, adultos e, incluso, después de los 60 años) y otras no. Es como si se pulsara un interruptor de la luz. Lo que está claro es que esta enfermedad es universal y tiene un tratamiento muy eficaz que es la exclusión completa y definitiva del gluten de la dieta.
 
Pero nadie debería autodiagnosticarse y autoexcluir el gluten de su dieta sin existir un motivo ni haber sido estudiado ni diagnosticado por un especialista”, puntualiza el Dr. Francesc Casellas Jordá, especialista en Aparato Digestivo y experto de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) y coordinador de la Unidad de Crohn-colitis del Hospital Universitari del Vall d’Hebron de Barcelona.
 
De hecho, existen otros problemas distintos relacionados con el gluten que no son celiaquía como la sensibilidad al gluten no celíaca, aún poco conocida, por la cual hay personas que sienten molestias al tomar gluten sin ser celíacas, o la alergia al gluten. Por lo tanto, es crucial que un especialista estudie y diagnostique estos casos.
 
Formas típicas y atípicas y retraso diagnóstico
 
Las formas típicas de celiaquía se caracterizan por síntomas digestivos típicos como estos: diarrea, dolor abdominal, hinchazón después de comer, náuseas y vómitos, astenia, anorexia o pérdida de peso. Pero también hay formas atípicas que dan síntomas no digestivos como la anemia ferropénica crónica, las alteraciones menstruales, los abortos de repetición, los trastornos de la coagulación e, incluso, los trastornos psiquiátricos. Estos casos que se manifiestan con síntomas no digestivos se consideran formas atípicas y son más difíciles de diagnosticar.
 
El diagnóstico de las formas típicas se efectúa al detectar la presencia de anticuerpos de la celiaquía en un número elevado y cambios en la biopsia duodenal, en un periodo de no más de dos o tres meses. En cambio, las formas atípicas que dan síntomas más variados, tales como síntomas cutáneos, neurológicos, de cambios de ritmo intestinal y molestias intestinales pueden tardar una media de dos o tres años en diagnosticarse. “Cuando hay sospechas de que se puede estar ante un caso de celiaquía, pero no coinciden los datos de la serología y de la histología necesarias para diagnosticarlos, se considera que se está ante casos de difícil diagnóstico”, precisa el Dr. Valle Muñoz.
 
Protocolo diagnóstico en celiaquía
 
La celiaquía se diagnostica en personas que tienen un condicionante genético. Primero se estudia a los familiares de primer grado la existencia de este condicionante genético. Después, se realiza una analítica de sangre o serología para detectar la presencia de anticuerpos de la celiaquía, en particular de la enzima glutaminasa, y luego una gastroscopia para practicar biopsias duodenales.
 
En 2007 un estudio efectuado en The New England Journal of Medicine (NEJM) cifró en un 10% los casos con una discrepancia entre los resultados de las serologías y las biopsias. “Esta discrepancia entre los resultados de ambas pruebas se debe a dos motivos: bien a que estos anticuerpos no están demasiado elevados (serología negativa) o bien porque en las biopsias no se observan cambios o estos son leves”, apunta el Dr. Valle Muñoz, que añade: “tampoco habría una coincidencia completa entre los resultados de los análisis de sangre y de las biopsias en el 15% de los casos.”
 
Cuando esto sucede se debe recurrir a métodos auxiliares de diagnóstico como la citometría de flujo para un estudio genético, a fin de llegar al diagnóstico en los casos dudosos, ayudando a descartar los casos que no son de celiaquía y determinar los que sí lo son. La citometría de flujo sirve para realizar un estudio de las células del intestino y, en concreto, detectar si hay unos glóbulos blancos determinados (los linfocitos intraepiteliales gamma-delta) en el epitelio o paredes del intestino. “La presencia de un número elevado de estos linfocitos en el epitelio intestinal sería el primer signo de la existencia de esta enfermedad celíaca”, explica el especialista.
 
“Un mensaje muy importante que debemos transmitir a la población es que no se haga una dieta sin gluten sin haber ido antes a un especialista de aparato digestivo que emita un diagnóstico certero de la enfermedad, puesto que esta va a durar toda la vida y es importante que el diagnóstico sea seguro. Se ha convertido en una moda la eliminación indiscriminada de la dieta del gluten, lo que nos dificulta mucho el diagnóstico, porque entonces no podemos evaluar bien los daños. Incluso en determinadas ocasiones tenemos que volver a introducir el gluten en la dieta para hacer los estudios”, destaca el Dr. Valle.

FUENTE: medicosypacientes.com