Los pacientes con Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) son sustancialmente menos activos que la población sana. Esto se debe a la limitación progresiva del flujo aéreo, la alteración en el intercambio de gases, la disfunción del músculo esquelético, la presencia de comorbilidades y el empeoramiento del comportamiento para mantener un estilo de vida saludable. Sin embargo, mantener una cantidad suficiente de actividad física es fundamental para el pronóstico, la calidad de vida y la mortalidad en estos pacientes

Así, las estrategias de cambio de comportamiento y la aplicación de intervenciones para aumentar la actividad física se han incluido recientemente como punto importante y complementario en el tratamiento de los pacientes con EPOC.

Hasta el momento, el estudio de los determinantes de la actividad física en pacientes con EPOC se ha limitado a factores individuales, principalmente en las áreas clínicas, fisiológicas y biológicas. Esto contrasta con los modelos socio-ecológicos más actuales que guían la mayoría de las investigaciones en la población general y en pacientes con otras enfermedades crónicas.

Estos modelos amplían el estudio de los determinantes de la actividad física, ya que tienen en cuenta otras dimensiones como la psicológica, biológica, social, cultural, ambiental y las interacciones entre ellas, tanto a nivel individual como poblacional. En esta línea, un estudio liderado por la Dra. Judith Garcia-Aymerich, epidemióloga en enfermedades respiratorias del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y miembro de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), donde se evaluaba, por primera vez, los factores sociales y ambientales que determinan la actividad física de las personas con EPOC, ha sido publicado este marzo en la prestigiosa revista Thorax de medicina respiratoria.

“El estudio”, explica la Dra. Ane Arbillaga, fisioterapeuta, miembro del Área de Fisioterapia Respiratoria de la SEPAR e investigadora que ha participado en el trabajo, “ha aportado datos sobre los determinantes no biológicos de la actividad física en pacientes con EPOC que podrían representar nuevas aproximaciones complementarias en el tratamiento de esta enfermedad”.

Para facilitar el estudio de las características socio-ambientales y la actividad física, el trabajo de investigación ha descrito tres dimensiones principales: desigualdad social, relaciones interpersonales y características de la vecindad. En los pacientes con EPOC, hasta ahora, sólo se ha investigado la desigualdad social como un determinante potencial de la actividad física, sin obtener resultados consistentes. Sin embargo, las relaciones interpersonales tales como sacar a pasear el perro o el rol de cuidar a los nietos no habían sido previamente investigados a pesar de su potencial para modificar el comportamiento de la actividad física. Asimismo, mientras que en la población general se ha comprobado que la proximidad de la vivienda a parques o paseos marítimos, la cantidad de los espacios verdes que hay alrededor, o el nivel alto de seguridad del barrio se han asociado con mayores niveles de actividad física, hasta ahora, estos factores no se habían estudiado en pacientes con EPOC.

“Con este estudio”, explica la Dra. Elena Gimeno-Santos, fisioterapeuta y psicóloga, vocal del Área de Fisioterapia Respiratoria de la SEPAR y también investigadora del estudio, “hemos constatado que en los pacientes con EPOC, las relaciones interpersonales como cuidar de los nietos o sacar a pasear el perro están asociadas con más actividad física y de mayor intensidad. Sin embargo, tener espacios verdes  cerca de casa no se ha asociado con la práctica de actividad física en esta cohorte de pacientes”.

Los puntos fuertes de este estudio son la novedad del enfoque, incluyendo las variables socio-ambientales individuales y comunitarias, el uso de una medida objetiva de actividad física mediante acelerometría que evita la mala clasificación de esta variable, y la amplia distribución de los pacientes en los grados de gravedad de la EPOC. “Además”, puntualiza la Dra. Arbillaga, “el reclutamiento de pacientes en centros de atención primaria y terciaria, añade validez externa a nuestro estudio, como lo demuestra el hecho de que nuestros pacientes muestran menor gravedad de la enfermedad que la observada en anteriores ensayos clínicos, y es similar a la de otra población base con EPOC de centros de atención primaria”.

“Los pacientes seleccionados”, puntualiza la Dra. Gimeno, “eran un 85% hombres y un 15% mujeres, con una edad media de 69 años. Ajustamos la edad, el sexo, la situación socioeconómica, la disnea, la capacidad de ejercicio y la ansiedad en un modelo de regresión lineal”. Tras ello, tanto el caminar con el perro como cuidar de los nietos se asociaron significativamente con un aumento en el tiempo de Actividad Física de Moderada a Vigorosa (MVPA por sus siglas en inglés), de 18 min/día (p<0,01) y 9 min/día (p<0,05), respectivamente. También se asoció con un aumento de la intensidad de actividad física en Unidades de Magnitud Vectorial (VMU por sus siglas en inglés) de 76 VMU/min (p=0,05) y 59 VMU/min (p<0,05) respectivamente.

“Los resultados de este estudio”, concluye la Dra. Garcia-Aymerich “proporcionan información nueva y original para ayudar a mejorar la actividad física de los pacientes con EPOC en el contexto clínico, destacando el potencial de las relaciones interpersonales como determinantes del comportamiento”. Preguntar a los pacientes acerca de sus deberes familiares o las preferencias de tiempo libre puede ayudar a los profesionales de la salud a personalizar, adaptar y optimizar las recomendaciones de actividad física. En pacientes con diabetes, por ejemplo, se ha reconocido la necesidad de fomentar el sacar a pasear al perro o identificar otras actividades que promuevan un compromiso regular para realizar actividad física y que se adapten, de forma natural, al día de día del paciente. Por otro lado, alentar a los pacientes a desempeñar un papel activo en el cuidado de sus nietos u otras responsabilidades familiares, también puede ser una manera eficaz de aumentar su actividad física.

Los hallazgos del trabajo también indican que las recomendaciones clínicas de EPOC deben incluir factores sociales y ambientales como parte de la evaluación médica básica. Finalmente, aunque los resultados del estudio indican que la proximidad a espacios verdes no está asociado con la actividad física de los pacientes, estos espacios urbanos podrían ser utilizados como parte de una estrategia complementaria para promover la actividad física en pacientes con EPOC.

FUENTE: medicosypacientes.com