Los problemas de seguridad en la atención sanitaria ocasionan el 15% del gasto hospitalario, según datos de la OCDE recordados por la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS) y la Organización Médica Colegial (OMC) durante la presentación, ayer ante los medios de comunicación, del Informe sobre Iatrogenia elaborado por ambas entidades médicas. Durante su intervención, el presidente de la OMC, Dr. Serafín Romero, destacó el rol del médico como esencial para prevenir los efectos adversos de la práctica clínica.


En el encuentro con los medios participaron además del Dr. Romero, la presidenta de SESPAS, Beatriz González López-Valcárcel, y el responsable del Grupo de Trabajo que ha elaborado el informe, Dr. Andreu Segura, quienes han coincidido en destacar el problema de salud pública que representa, actualmente la iatrogenia y en la necesidad de ponerla de manera inmediata en la agenda sanitaria, dado el impacto "tan relevante" que tiene sobre la salud y la organización de los servicios sanitarios y, por tanto, sobre la economía y el conjunto de la sociedad


La iatrogenia, entendida como el daño producido como consecuencia de las intervenciones médicas y sanitarias, podría constituir la tercera causa de mortalidad en los Estados Unidos de Norteamérica, y en España, hace diez años, la incidencia de enfermedad iatrogénica en los hospitales se estimaba en casi un 10% de los ingresos, si bien el riesgo se eleva hasta el 40% en las Unidades de Cuidados Intensivos, según datos ofrecidos en la rueda de prensa en base a estudios recientes.

En la rueda de prensa, en la que también estuvo presente el vicepresidente segundo de la OMC, Dr. Javier Font, se aclaró en que la iatrogenia no se refiere específicamente a negligencias médicas, sino que abarca todo tipo de factores: desde los errores por omisión (por decisiones que no se han tomado) hasta por decisiones incorrectas, pero también los efectos secundarios de los tratamientos, o cuestiones asociadas a las intervenciones quirúrgicas y procesos de rehabilitación, pasando por otros factores como la falta de recursos sanitarios o incluso un exceso de medicación.

Es un concepto que tiene mucho que ver con la seguridad del paciente, entendida esta como la reducción al mínimo posible del riesgo de daño innecesario asociado a la atención. Pero sus efectos se extienden no sólo a los pacientes, sino a los propios profesionales sanitarios que, además de afrontar una carga de trabajo extra que podría evitarse, pueden sufrir efectos de carácter psicológico como ansiedad o miedo al error, incluso denuncias, sin olvidar el riesgo sobre las reputaciones de centros y organizaciones sanitarias.

De ahí, el llamamiento de SESPAS y OMC a las sociedades científicas y profesionales; a las instituciones docentes y de investigación; a las administraciones sanitarias y a los proveedores de servicios, para a colaborar conjuntamente en el análisis, el control y la prevención de la iatrogenia., y que hacen extensiva al conjunto de la opinión pública; entidades ciudadanas; organizaciones de consumidores y asociaciones de pacientes.

Dr. Serafín Romero: “El rol del médico es esencial para prevenir los efectos adversos de la práctica clínica”
Para el presidente de la OMC, Dr. Serafín Romero, el rol del médico es esencial para prevenir los efectos adversos de la práctica clínica, “y así está contemplado en nuestros estatutos, en nuestro Código de Deontología Médica, además de estar incluido en el compromiso de nuestra Organización”, según señaló durante la presentación del Informe.
 
Como remarcó, “es una responsabilidad del médico garantizar la mejor asistencia y evitar el uso de tratamientos que no han demostrado evidencia científica, inclusive, algunas medidas relacionadas con la prevención que puedan causar más daño que beneficio”. También resulta fundamental, a su juicio, “informar al paciente y garantizar a los ciudadanos la calidad, un concepto integral que también incluye la seguridad”.
 
El Dr. Serafín Romero asoció algunas de estas situaciones a la necesidad de la existencia de un baremo de daños sanitarios, lamentando que no se haya establecido hasta el momento, y considerando que “hay resistencia por parte de algunos sectores a que no prospere, debido a intereses en la cuantía de las indemnizaciones”. 
 
Relacionó con ello la Medicina Defensiva, refiriéndose a factores que la favorecen como el miedo a la denuncia y las consecuencias morales, de prestigio profesional y económicas derivadas de la misma.
 
De ahí, como insistió, la importancia de que exista un baremo de daños sanitarios “porque puede contribuir a disminuir la variabilidad en la práctica clínica, los sobrediagnósticos y los sobretratamientos de difícil justificación”. El médico se siente, en muchas ocasiones, afectado por este tipo de situaciones, y puede provocarle un malestar que puede conducir al error clínico. En este sentido, destacó que “somos la única profesión que nos hemos dotado de ayuda y seguridad a través del Programa de Atención Integral al Médico Enfermo (PAIME) que ha atendido hasta finales de 2016 a 4.294 médicos, con un índice de recuperación en torno al 87%”.
 
Asimismo, instó a “rescatar” la Ley General de Salud Pública de 2011, todavía sin desarrollar en su totalidad, y que resulta esencial, a su juicio, de cara a la seguridad del paciente. Destacó, además, la importancia de la colaboración establecida con la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), a través de un convenio de colaboración firmado en 2015 y la constitución de un grupo de trabajo conjunto para contribuir en la mejora continua de la calidad de las actuaciones sanitarias, en la prevención de los efectos adversos y en mejorar la cultura de este problema en la población en general.
 
Beatriz González López-Valcárcel: "Hay que hacer más visible el problema de la iatrogenia"
 
La presidenta de SESPAS consideró necesario hacer más visible el problema iatrogenia, así como que se incluya en programas de estudio de todos los profesionales sanitarios.
 
Desde su punto de vista, “el sistema sanitario también hace daño y no solo al paciente en particular sino a través de la ‘iatrogenia social y cultural’, a través de la sociedad medicalizada que se marca unas expectativas que superan al realismo”.
 
Relacionado con lo anterior, los profesionales, aplicando el principio de medicina defensiva, acaban sobre diagnosticando y prescribiendo tratamientos de más, con el consiguiente desperdicio de recursos que conlleva y que podrían haberse aplicado a otros problemas de salud con mucho más rendimiento social”.
 
Además de agradecer a la OMC su valentía y la aportación de capital humano al documento,  mostró su satisfacción por la presencia en la presentación del informe del presidente la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene, Francisco Botía.
 
Según el Dr. Botía, habría que medir los efectos adversos por infecciones adquiridas en el hospital y que el paciente no tenía en el momento del ingreso, que representan, en la actualidad, un 6% de los ingresos hospitalarios en España.
 
En el ámbito de los hospitales, que es el que mejor se puede contabilizar, según datos manejados por este experto, “entre el 15 y el 20% de los pacientes que ingresan en el hospital pueden adquirir un efecto adverso relacionado con la asistencia sanitaria”.
 
Dr. Andreu Segura, partidario de dejar de "estigmatizar el error"
 
Durante la presentación, Segura opinó que “es una estupidez pensar que  no vamos a cometer errores en la asistencia sanitara”, por lo que instó a  “dejar de estigmatizar el error” y destacó la preocupación que suscita este tema tanto para SESPAS como para OMC por el daño que puede causar a los pacientes, considerándolo un auténtico problema de salud pública. De ahí su petición de apoyo al sector sanitario, social.
 
Actualmente, uno de los principales problemas a los que se enfrenta el estudio de la iatrogenia es la falta de información al respecto, de datos que permitan identificar cuándo se produce, qué situaciones la generan y el impacto que tienen, ya que sólo de esta manera podrán corregirse.
 
El Grupo de Trabajo creado en torno a este problema pide a las autoridades sanitarias que reconozcan este problema y lo incluyan entre sus prioridades, para lo que será necesario una evaluación periódica y una rendición de cuentas, así como políticas de investigación.
 
También reclaman que se fortalezcan los sistemas de información, y que se atiendan las recomendaciones de organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud.
 
Otra de las soluciones apuntadas en el informe pasa por aspectos culturales o de formación, tanto por parte del profesional como del paciente, e incluso en el ámbito político.
 
Se trata de entender que las intervenciones médicas, al igual que cualquier acción humana, tienen pros y contras, riesgos y beneficios que hay que sopesar. Y de identificar cuáles de estos fallos podrían evitarse, predecirse o al menos reducirse, en todos los niveles de la atención sanitaria.

FUENTE: medicosypacientes.com