Las mujeres con trastorno mental se enfrentan a un riesgo hasta cuatro veces mayor de sufrir violencia de género, según un informe pionero a nivel estatal llevado a cabo por la Federación de Euskadi de Asociaciones de Familiares y Personas Con Enfermedad Mental y miembro de la Confederación Salud Mental España. El estudio pone de manifiesto la realidad de las mujeres con trastorno mental grave que, en un 40%, ni siquiera identifican como violencia los episodios que están padeciendo.

El 75% de las mujeres con problemas de salud mental han sufrido violencia en el ámbito familiar o en su pareja en algún momento de su vida, según desvela un reciente informe realizado por la Federación de Euskadi de Asociaciones de Familiares y Personas Con Enfermedad Mental y miembro de la Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA. El trabajo también apunta más del 40% de las mujeres con un trastorno mental grave han sido víctimas de violencia sexual.

 El estudio “Investigación sobre violencia contra las mujeres con enfermedad mental“, realizado durante los años 2015 y 2016 con la colaboración de 33 profesionales, de Osakidetza y de diversas instituciones, pone sobre la mesa la realidad de las mujeres con trastorno mental grave, ya que además de sufrir la violencia en un porcentaje entre 2 y 4 veces mayor que el resto de las mujeres, en un 40% ni siquiera identifican como violencia los episodios que están padeciendo. Este trabajo es además pionero a nivel estatal, ya que apenas existían obras previas con datos cuantitativos.

La autora de la investigación, Alicia García Santos, asegura que estos datos son “la punta del iceberg” y apela a seguir profundizando con nuevos estudios para “tener una visión más completa” sobre la abrumadora tasa de abusos que sufren estas mujeres. García Santos ha explicado que entre los tipos de violencia que sufren las mujeres con trastornos mentales cabe diferenciar la psicológica, la física, la sexual, la económica e incluso la institucional, que es la que se da entre personas que se encuentran internadas en una institución. Sobre este último punto, ha apuntado que es un nuevo campo en el que “queda todo por explorar”.

La investigadora ha admitido haberse sorprendido durante la elaboración del estudio porque el problema era sistemáticamente minimizado por los agentes afectados, lo que dificulta su visibilización. Y también la destacado la “crudeza” y “naturalidad” con la que las mujeres afectadas accedían a narrar los abusos sufridos si encontraban un entorno seguro que sabía escucharles.

Entre otros datos, ha apuntado que el 25% de las mujeres con trastorno mental grave han sufrido violencia sexual en la infancia, frente al 3,5% del resto de mujeres. Y también ha mostrado su preocupación porque en el 50% de los casos los psiquiatras no habían detectado el maltrato producido en el último año.

Desde FEDEAFES se ha destacado la importancia de otorgar credibilidad a las mujeres afectadas, ya que en muchos casos su testimonio es rechazado por los profesionales que les atienden por considerar que el problema de salud mental les lleva a episodios de delirios. Sin embargo, los datos confirman que la inmensa mayoría de las denuncias realizadas son reales, y que solo un porcentaje mínimo corresponde a situaciones irreales.

Investigación sobre violencia contra las mujeres con enfermedad mental

Asimismo, se presentó la guía elaborada por FEDEAFES “Investigación sobre violencia contra las mujeres con enfermedad mental“, para sensibilizar a los profesionales que trabajan con mujeres con problemas de salud mental y alertar de las conexiones existentes entre violencia y trastorno mental. Así, la violencia está en muchas ocasiones en el origen de la propia patología, y además, las personas que la sufren tienen más riesgo de ser víctimas de violencia. 

La guía ayuda a identificar las situaciones de violencia en mujeres con problemas de salud mental, con o sin diagnóstico, por parte de los servicios de sociales, de salud y asociaciones de personas con trastorno mental. También se orienta sobre la forma de actuar si se confirma la existencia de maltrato y sobre las alternativas de intervención. En todo caso, el estudio destaca que las mujeres que se encuentran en un entorno seguro son capaces de narrar con naturalidad los episodios violentos que han vivido, y que si encuentran una escucha y un apoyo adecuados, la acción de abordar y reconstruir las experiencias abusivas tiene un efecto terapéutico.

Fuente: medicosypacientes.com