El 85% de los trastornos del comportamiento alimentario aparecen entre los 14 y 18 años, si bien puede iniciarse a cualquier edad ya que en los últimos años la edad de inicio está disminuyendo progresivamente, según la doctora y colaboradora de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria de Atención Primaria (SEPEAP), Mª Angustias Salmerón

Y es que, se estima prevalencia real de los trastornos del comportamiento alimentarios en un 2,2 o 3,6% en la anorexia y en un 1,3 o 2% en la bulimia, afectando especialmente a las mujeres, las deportistas de alto rendimiento, bailarinas profesionales y modelos.

Los rasgos de personalidad más frecuentes son aquellas mujeres que son muy perfeccionistas y con gran nivel de autoexigencia; negación del hambre; inmadurez afectiva y en las relaciones de pareja; fuerte dependencia de su entorno; y aislamiento social.

En este sentido, la experta ha señalado que determinadas enfermedades que afectan a la imagen corporal (diabetes, fibrosis quística u obesidad) y algunos trastornos mentales (trastornos de ansiedad y depresión) predisponen a los trastornos del comportamiento alimentarios.

El tiempo medio de evolución de la enfermedad es de 4 años, cursando de forma episódica con gran influencia en las recaídas de los acontecimientos vitales estresantes. La bulimia nerviosa tiene un mejor pronóstico.

El pronóstico es variable, la enfermedad puede durar mucho tiempo, con una evolución episódica y fluctuante asociada a los eventos estresantes de la vida.

De forma general, la mitad de los pacientes con trastornos alimentarios evolucionan favorablemente y, de la otra mitad, el 30% sigue presentando algún síntoma y el 20% restante tiene mala evolución.

Concretamente, entre un 25% y un 50% de los pacientes con bulimia nerviosa que son capaces de participar en el tratamiento se curan. No obstante, la anorexia nerviosa tiene peor pronóstico, sobre todo, si se asocia a conductas autolesivas. De hecho, la mortalidad de la anorexia nerviosa está entre un 2% y un 8%, de forma que sería la enfermedad psiquiátrica más letal.

Dicho esto, los trastornos del comportamiento alimentario tienen una alta probabilidad de recuperación en los primeros 10 años del inicio de la enfermedad, en la anorexia nerviosa la posibilidad de recuperación disminuye al aumentar el tiempo de evolución de la enfermedad, siendo un factor de mal pronóstico la anorexia nerviosa prolongada.

Finalmente, la doctora explicó que los factores conocidos que predicen un peor pronóstico son las conductas purgativas; la falta de respuesta al tratamiento en enfermedades de larga evolución; peso mínimo alcanzado muy bajo; trastorno obsesivo compulsivo; relación familiar patológica; comorbilidad; y visitar páginas web que fomentan estas conductas y llamadas 'pro-ana' o 'pro-mía'.

"La prevención es la labor fundamental del pediatra, se debe de sospechar ante una conducta anómala y se debe de incluir en las revisiones periódicas de salud. Para la detección precoz, es esencial que los profesionales sanitarios realicen preguntas para descartar Trastorno de Conductas Alimentarias en la consulta, especialmente en las revisiones periódicas de salud del niño y adolescente", zanjó la Dra. Salmerón.

Fuente: medicosypacientes.com