La Organización Mundial de la Salud (OMS) se muestra convencida que la subida de impuestos sobre el tabaco es una de las principales armas para hacer frente al hábito tabáquico. Así lo manifiesta, una vez más, durante la campaña que está llevando este año, bajo el lema "El tabaco, una amenaza para el desarrollo", con motivo del Día Mundial Sin Tabaco que se celebra el próximo miércoles, 31 de mayo.

La campaña de este año promovida por la OMs está centrada en demostrar que la industria del tabaco compromete el desarrollo sostenible de todos los países, incluidos la salud y el bienestar económico de sus ciudadanos. Además, contempla el diseño de medidas de lucha contra la crisis mundial causada por el tabaquismo que deberán adoptar las autoridades y la opinión pública para promover la salud y el desarrollo. 

En este contexto, se ha instado a los países a priorizar y agilizar los esfuerzos realizados para luchar contra el consumo de tabaco en el marco de las medidas relacionadas con la Agenda 2030 de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). 

Este año, las metas marcadas por la OMS pasan por poner de relieve la relación entre el consumo de productos de tabaco, la lucha antitabáquica y el desarrollo sostenible; alentar a los países a incluir la lucha antitabáquica en las medidas que aplican los países en el marco de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible; ayudar a los Estados Miembros y a la sociedad civil a combatir la injerencia de las industrias tabacaleras en el establecimiento de políticas, lo cual podría potenciar los planes de acción nacionales para el control del tabaco; alentar a los asociados y al público en general a participar en los esfuerzos mundiales, regionales y nacionales para elaborar y aplicar estrategias y planes de desarrollo, así como a alcanzar los objetivos que establecen como prioridad las medidas de lucha antitabáquica; y demostrar que todos podemos contribuir a poner fin al consumo de tabaco en el mundo de forma duradera, ya sea con el compromiso a no consumir nunca productos de tabaco o a abandonar el hábito tabáquico.

A juicio de esta organización, todos los países pueden beneficiarse de la lucha eficaz contra esta epidemia, principalmente protegiendo a sus ciudadanos contra los efectos dañinos del consumo de tabaco y reduciendo su impacto económico en las economías nacionales. El objetivo de la Agenda para el Desarrollo Sostenible y sus 17 metas mundiales es garantizar que «nadie quede desatendido».

 La lucha antitabáquica, que está incluida en dicha Agenda, es una de las formas más eficaces de contribuir al logro de la meta 3.4 de los ODS: de aquí a 2030, reducir en un tercio la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles en todo el mundo, incluidas las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y enfermedad pulmonar obstructiva crónica.

Los gobiernos de todos los países que actúan en favor del desarrollo sostenible deben alcanzar una meta adicional: potenciar la aplicación del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco.

 Seis millones de muertes al año

La OMS recuerda que el consumo de tabaco mata cada año a casi 6 millones de personas, una cifra que, según las previsiones, aumentará hasta más de 8 millones de fallecimientos anuales en 2030 si no se intensifican las medidas para contrarrestarlo. El tabaquismo es perjudicial para cualquier persona, con independencia de su sexo, su edad, su raza, su cultura y su educación. Causa sufrimiento, enfermedades y fallecimientos, empobrece a las familias y debilita las economías nacionales.

Obliga a aumentar el gasto sanitario y produce una reducción de la productividad, generando costos sustanciales para la economía de los países. Además, el consumo de tabaco agrava las desigualdades sanitarias y la pobreza, ya que las personas más pobres dedican menos recursos a necesidades básicas como la alimentación, la educación y la atención sanitaria. Cerca del 80% de las muertes prematuras causadas por el consumo de tabaco se registran en países de ingresos bajos y medianos, que tienen más dificultades para alcanzar los objetivos de desarrollo.

En el cultivo del tabaco se utilizan grandes cantidades de plaguicidas y fertilizantes que pueden ser tóxicos y contaminar fuentes de suministro de agua. Cada año, estos cultivos utilizan 4,3 millones de hectáreas de tierra y causan entre un 2 y un 4% de deforestación del planeta. Además, la fabricación de productos de tabaco genera 2 millones de toneladas de residuos sólidos.

El Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco (CMCT de la OMS) es la referencia en la lucha contra la epidemia del tabaco a nivel mundial. Se trata de un tratado internacional al que se han adherido 180 partes (179 países y la Unión Europea). Más de la mitad de los países del mundo, que engloban a 2800 millones de personas (cerca del 40% de la población mundial), han aplicado en su totalidad al menos una de las medidas más costoeficaces de la CMCT de la OMS. Cada vez son más los países que aplican medidas de protección para evitar que la industria tabacalera interfiera en las políticas públicas sobre lucha antitabáquica.

El aumento de un dólar el impuesto sobre los cigarrillos se recaudarían 190 000 millones de dólares más que podrían utilizarse en políticas de desarrollo. El incremento de estos impuestos genera ingresos fiscales para los gobiernos, puede reducir la demanda de tabaco y es una fuente de ingresos importante para financiar actividades de desarrollo y redundar en una mayor financiación de la cobertura sanitaria universal y de otros programas de desarrollo gubernamentales.

Además de salvar vidas y reducir las desigualdades sanitarias, los programas integrales de lucha antitabáquica pueden limitar las consecuencias negativas para el medio ambiente del cultivo, la producción, el comercio y el consumo de tabaco. Estos programas también ayudan a romper el ciclo de la pobreza, erradicar el hambre, promover la agricultura sostenible y el crecimiento económico y luchar contra el cambio climático. 

Fuente: medicosypacientes.com